El periodo comprendido entre 1933 y 1942 marcó el pleno desarrollo de la arquitectura moderna y sus principios rectores, pero también la continuidad de tendencias ornamentales, como el colonial californiano y el art-déco. Si el origen de la arquitectura moderna en México ocurrió en la década de 19208 y se dio de forma limitada con ejemplos específicos,9 fue en este segundo periodo cuando realmente se dio a conocer, gracias a la publicación de libros como The New Architecure in Mexico.10
En este escenario surgen dos cuestiones importantes: primero, cómo pudieron coexistir arquitecturas tan disímbolas en un mismo periodo;13 segundo, cómo se desarrolló comercialmente el funcionalismo.14 Una posible explicación a estas cuestiones, sobre todo en materia de vivienda y en particular respecto a los edificios de apartamentos, se encuentra en la preferencia de un estilo o tendencia sobre otro, como resultado de la pertenencia a una clase social. Al analizar el periodo salta a la vista la polarización de la sociedad respecto a los estilos o corrientes arquitectónicos.15 Puede afirmarse que, por parte de las clases más acomodadas, hubo un gusto hacia los estilos ornamentales y, por un grupo mucho más heterogéneo, compuesto por artistas, intelectuales y políticos progresistas, una preferencia por una arquitectura moderna de corte funcionalista, asociada a un ideal político y social próximo al socialismo. Al centro, el grupo más vasto, conformado por una clase media, se inclinó de forma aspiracional por los gustos y las tendencias de las clases más acomodadas, pero, al no contar con los medios, tuvo que conformarse con lo que encontró, es decir, con la oferta.
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Por su parte, el art-déco en este periodo tuvo por lo menos dos grandes ramificaciones: una inicial, más geométrica y con tratamientos ornamentales muy elaborados en fachadas e interiores, y otra posterior, menos ornamentada y conocida como streamline, emparentada de cierta forma con la arquitectura del movimiento moderno de corte funcionalista, pero al mismo tiempo distanciada de ésta por implementar pocos de sus preceptos teóricos y mantener una composición clásica académica ligada a la simetría axial.30 Resulta interesante percatarse de que esta arquitectura en la Ciudad de México no tuvo la misma percepción y carga ideológica que el estilo colonial californiano. Tampoco hubo algún fraccionamiento que fijara aquel estilo como el elegido para lograr propósitos comerciales. Por lo tanto, los ejemplos más representativos en materia de edificios de apartamentos dispersos se localizan dentro de los tejidos urbanos existentes en el periodo.
Ahora bien, se puede afirmar que hubo zonas donde la concentración del estilo art-déco marcó una tendencia, por ejemplo, la colonia Hipódromo Condesa. Podría especularse, entonces, que la aceptación de ese estilo en esta zona estuvo ligada a la población que ahí habitó, marcadamente cosmopolita. El crecimiento de la colonia está ligado a la fuerte inmigración, principalmente europea, que llegó al país entre 1920 y 1930. Conforme los inmigrantes se desarrollaron económicamente, se mudaron del centro de la ciudad a colonias más modernas, como la Hipódromo Condesa, y optaron, en materia habitacional, por una arquitectura internacional, en lugar del colonial californiano y sus reivindicaciones históricas y regionales. De ahí, tal vez, se explique el amplio desarrollo del art-déco en Di Colonie.31
Lo que en un inicio representó, sin duda, una apuesta, rápidamente resultó un éxito comercial, de ahí que, casi paralelamente, otros promotores arquitectónicos, pensemos en ingenieros y maestros de obra, optaran por hacer una arquitectura parecida, que ante todo sacara partido del aspecto económico de su ejecución. Es decir, el dilema que Katzman señalaba, acerca de cómo detener a los ingenieros para que dejaran de reproducir el estilo colonial californiano, se resolvió cuando los mismos ingenieros optaron por esta arquitectura, al darse cuenta de las ventajas que les ofrecía, a la par de que la sociedad la iba aceptando.42
Los conjuntos de Juan Escutia y Río Elba evidencian el desarrollo de la arquitectura comercial moderna en la Ciudad de México, en materia de vivienda colectiva. Sin embargo, como ya se señaló, lo hacen de forma distinta. El conjunto ubicado en Juan Escutia representa una arquitectura similar o cercana al funcionalismo, al compartir su estrategia constructiva industrial y económica, desprovista de ornamentación y elementos artesanales, sin embargo, no es propiamente funcionalista, al no ser producto de una teoría o forma de pensamiento arquitectónico particular, sino de una aceptación popular por una simple búsqueda de rentabilidad económica. Representa, pues, una aproximación pragmática y comercial al funcionalismo. El segundo conjunto, el de Río Elba, constituye una arquitectura moderna funcionalista, cercana a los principios de la arquitectura europea racionalista, es decir, a su fundamentación teórica e ideológica, aunque comparte el origen comercial y el sentido especulativo del primer conjunto. Este último aspecto los hermana y define a ambos como apartamentos de bajo costo.
Como última reflexión, es importante constatar el papel internacional que tuvo la arquitectura funcionalista mexicana de este periodo. Los edificios de apartamentos, que se difundieron en el extranjero por medio de libros como The New Architecture in Mexico y artículos en publicaciones periódicas, como Architectural Record, apenas se produjeron y de forma más rápida que como logró consolidarse el modelo en la Ciudad de México.
26 En el plano se observan cuatro categorías de zonificación: departamentos de hasta tres pisos, departamentos de cuatro o más pisos, zona de residencias estilo colonial y zona residencial. Las residencias estilo colonial estructuran la imagen de la colonia a partir del acceso vehicular desde Paseo de la Reforma, al ocupar todos los lotes a lo largo de la calle Julio Verne, hasta llegar al parque, además de circundarlo. En los remates oriente y poniente del parque, así como en el entorno de la zona conocida como Polanquito, se encuentran los edificios de apartamentos de cuatro o más pisos. Los edificios de apartamentos de hasta tres niveles ocupan lotes internos, a lo largo de las calles que cruzan el fraccionamiento, como Newton, Emilio Castelar y Dickens. El resto de la colonia se completa con lotes destinados a residencias, sin especificación de estilo. 2ff7e9595c
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